Fullmetal Alchemist (2003)

Hijo de su época

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   Tras terminar Fullmetal Alchemist, y después de poner mis ideas en orden para poder escribir éste artículo, hubo un pensamiento que emergió de las aguas de mi mente: una parte de mi siempre será una niña. Cada vez que descubro algo nuevo dentro de mi se abre una espita, un deseo creciente de saber más y más. Esa sensación me evoca a las Navidades de mi infancia, cuando saltaba de la cama sabiendo que bajo el árbol habría tesoros sólo para mi, y la intensa emoción que anticipaba el rasgado del papel de regalo. Aquella niña ingenua se sumergió con los años pero a veces, a veces, vuelve y me regala su mirada. Con el universo del anime no fue distinto. No sabría decir con exactitud cuál fue mi primer anime, pero sí que cuando entré en ese mundo cada nueva serie era para mi un regalo por desenvolver, y cuando terminaba con uno sólo podía pensar en el siguiente. 

Y entonces encontré un verdadero tesoro: Fullmetal Alchemist: Brotherhood. Casi ningún otro anime (ni ninguna película, tan solo algunos libros) ha conseguido hacerme vibrar tan intensamente como lo hizo la extraordinaria historia de los hermanos Elric. Y como todo apogeo, luego le siguió un descenso que prácticamente tocó suelo: los siguientes animes no conseguían ni acariciar la superficie de mis emociones, así que llegó un momento en el que abandoné. No fue hasta muchos años después que la curiosidad por las series niponas volvió a despertarse. Entonces descubrí animes que con el tiempo entrarían en mi Top 10 particular, incluyendo Higurashi no naku koro ni y Neon Genesis Evangelion.

Naturalmente sabía que existía un Fullmetal Alchemist anterior a la historia que me llegó al corazón, pero di por hecho que se trataba de la misma historia (quizás con peores dibujos y gráficos) así que nunca le presté demasiada atención; hasta que me enteré casi por casualidad que algunos personajes eran nuevos, totalmente distintos a los que yo conocía. El anime, por ende, no era el mismo. Para los que lo ignoreis Fullmetal Alchemist: Brotherhood es un anime fiel al manga mientras que el primer Fullmetal Alchemist sólo sigue la historia original hasta cierto punto y luego desarrolla su propio argumento. Algo parecido a lo que ha ocurrido con la serie Juego de Tronos: ante la necesidad de mantener a los espectadores y visto el tiempo que tardaba George R.R. Martin en escribir el siguiente libro, los guionistas continuaron la historia sin base alguna, únicamente con la inercia del pasado. Esto no es nuevo, en realidad muchos animes continúan el argumento sin esperar la resolución del manga. Cuál de los dos es mejor al final, eso depende de cada uno.

Volviendo a Fullmetal Alchemist, al igual que me ha ocurrido hace poco con Ghost in the Shell: Stand Alone Complex, éste anime me ha decepcionado bastante. Todo por compararlo con Fullmetal Alchemist: Brotherhood. No es culpa de la serie -que resulta muy interesante, y una magnifica opción para iniciarse- sencillamente es que las circunstancias me llevaron primero al otro anime y claro, las comparaciones aún odiosas son inevitables. Mientras que Brotherhood tiene esa intensa esencia adulta que lo hace apto para cualquier tipo de público, los artífices de Fullmetal Alchemist dirigieron su historia hacia un público joven, fieles seguidores de Naruto y Fairy Tail. Para entendernos: No se trata ya de la historia sino de la forma que tiene de contarse.

Porque todos los que disfrutamos con las historias ya sea en papel o en imágenes sabemos que no existen los orígenes buenos ni malos. Todo depende del desarrollo del argumento, la intensidad de los personajes y la credibilidad en las acciones de los mismos. Las mejores historias son aquellas que consiguen que las disfruten jóvenes y adultos por igual; esas que hacen que independientemente del prisma con el que se mira emocionan igualmente. ¿Nunca habéis leído La Historia Interminable en distintos momentos de vuestra vida? Cada vez es una experiencia distinta e inmensamente instructiva.

Fullmetal Alchemist es para bien o para mal hijo de su momento. Nació con el propósito de atraer a los jóvenes del 2003, y puesto que fue consumido por su propio tiempo su poder emocional actual es débil. Todo por tratar la historia de una forma muy lineal, sin profundizar en las emociones de sus personajes que, en algunos casos, viven en un eterno purgatorio. Una historia fuerte y valiente que además cuenta con el punto a favor de haber sido desarrollada sin base -sin manga- que la sustentara.

En un mundo donde la ciencia y la alquimia son una, los alquimistas son los hombres más poderosos de todos: soldados cultivados e inteligentes con poderes extraordinarios. Los pequeños hermanos Elric viven felices con su madre y sueñan con convertirse en alquimistas algún día, pero la tragedia les golpea cuando su querida madre fallece presa de una rara enfermedad. Rotos por el dolor Edward y Alphonse deciden transgredir una regla sagrada de la alquimia y hacen una transmutación humana para intentar resucitarla. Su intención era pura e inocente, pero nadie puede jugar con la vida y la muerte. La alquimia enseña que nada se consigue a cambio de nada y que para conseguir algo antes debes sacrificar otra cosa del mismo valor. Carne por carne, sangre por sangre. Cuando Edward, perdida su pierna, es consciente de que «eso» se ha llevado a Alphonse sacrifica su brazo derecho a cambio del alma de su hermano pequeño, la cual logra fijar a una armadura. Gracias a una amiga de toda la vida Edward obtiene unas prótesis mecánicas que le permiten movilidad y, sobre todo, poder seguir practicando la alquimia. Ahora los hermanos Elric tienen un único objetivo: conseguir la Piedra Filosofal para así poder recuperar sus cuerpos. Se trasladan a la Capital y gracias a su inteligencia e instinto Edward, a la edad de 15 años, se convierte en el alquimista nacional más joven de la historia cuyo nombre pasa a ser «Alquimista de Acero» (Fullmetal Alchemist). Con ese título y el apoyo militar los hermanos inician un viaje por el mundo en busca del arcano objeto, pero como pronto descubrirán la alquimia también puede usarse para propósitos crueles y negros como el abismo. En las calles un violento hombre apodado Scar ha jurado matar hasta el último de los alquimistas. Además, unas oscuras criaturas con apariencia humana les siguen la pista a Edward y Alphonse con el único propósito de conseguir la Piedra Filosofal, a cualquier costo.

Hasta aquí parece no haber diferencia entre uno y otro anime, pero realmente la hay. No es sólo la introducción de distintos personajes -quizás los Homunculos Sloth, Pride y Wrath sean los casos más obvios, sin contar el antagonista principal-. Tampoco es el nuevo desarrollo que se le da a la historia con su correspondiente final; un final abierto que se cierra con la película Fullmetal Alchemist: El conquistador de Shambala. Es que durante todo ese camino el anime ha sido sencillo, demasiado sencillo, y aquellos personajes de los que me enamoré en su momento aquí son planos e insulsos, como si realmente no hubieran pasado por todas esas experiencias terribles. Un adulto sabe que toda vivencia te marca de por vida, más aún cuando la lección es tan dolorosa como la de Edward y Alphonse, y sin embargo Fullmetal Alchemist lo obvia a propósito. Porque es hijo de su época: un anime del 2003 para los jóvenes del 2003. Más allá es un anime entretenido, incluso una estupenda opción para iniciarse, pero yo que ya tengo cierta experiencia en el universo anime no puedo llevarlo en el corazón: ese lugar es de Fullmetal Alchemist: Brotherhood.

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